Es aquí donde mi tristeza se consume entre fogones, se diluye en café caliente y se cubre con una suave crema de leche. Donde mis pesadillas y mis miedos desaparecen silenciados por la música del hilo musical y donde mi sonrisa vuelve a aparecer.
Es aquí donde pienso más en ti, mirando la silla que, vacía, se encuentra frente a mí. Vacilante, provocadora, como diciendo,...¿a que la echas de menos?

Estoy sentado en un sofá de esta mágica cafetería pero también estoy en ese asiento de tren saliendo de Haslemere. Estoy cansado, hambriento, cargado de maletas...pero puedo ver, con gran alegría en mi corazón, una cara sonriente reflejada en el cristal de mi cabina. Lo has conseguido.
Bebo un sorbo de mi capuccino, cierro los ojos, escucho la música entremezclada con el ruido del motorcito del expositor de sandwiches, la cafetera, los vasos tintineando en la barra,...el megáfono del tren, el silbato del revisor, el gentío,...
...pero luego, abro los ojos, y sigo aquí. Esperando.
Y por un instante he viajado al futuro, a un lugar mejor,...desde esta cafetería en la que los sueños pasan de ser amargos a dulces.
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