martes, 13 de diciembre de 2011

Una bonita historia de "jolibu"


Hay que ver cuántas veces he deseado ser el protagonista de una de esas películas pastelonas que nos venden los de Hollywood. Las chicas os sentiréis más identificadas que los chicos pero ellos también sueñan con ser el capitán del equipo de fútbol, el Deny Shucko del grupo, o el Rebelde sin causa de su barrio...lo que fuese para gustar a la chica o chicas de sus sueños.

Esta historia quizás no llegue a ser material suficiente para una peli pero su comienzo deja ver que será de todo menos aburrida. Y es que si te dejas llevar puedes disfrutar mucho más de los momentos que te ofrece la vida.

Un viernes "light" salí a media tarde para ver una película en el cine. Iba solo, como he hecho en otras ocasiones, a investigar qué cosas decentes se podían ver en el cine del barrio. (Creo recordar que fuí a ver el Gato con Botas...y me reí, vaya si me reí. Los que la habéis visto entenderéis que me salga una risa cuando pienso en el gato "secundario" que se echa la pata a la boca cuando sueltan una rajada diciendo "uuuuyyyyyyyyyy" con los ojos grandes como platos ..jajaja...qué bueno!) Vaya...para variar, me he perdido.

Ah, sí! Estaba a punto de comprar la entrada... A todo esto, no os he explicado que, para mí, los viernes "Light" son aquellos que preceden a los "sábados de batalla" y que suelen estar vacíos de "cervezas, cubatitas, música y todo aquello relacionado con el "arte de liarse", por lo que un cine en soledad era el mejor plan para un viernes light.

Volviendo al lío, estaba a punto de comprar la entrada cuando recibo una llamada: mi primo, el mayor, avisando de una posible reunión para tomarse una cerveza (o dos) con el amigo venido del extranjero tan echado en falta, el piticli.


Lo que iba a ser una cerveza se volvió en dos...pero en dos mojitos!! Bueno, eran las 9'45 de la noche y, a pesar de la grata compañía y la amena conversación, aún podía salvarme del lío e irme a cenar a casa. "Que Antonio va a ser papá".....engaaaaaaa!!! Cenita para celebrarlo!!! ¿y qué es una cena sin cerveza y vino?? y sin su café y la copa??...aquí...aquí es cuando todo se tuerce amablemente. 20 euros que te acompañaban desde casa "por si" tocaba invitar a algo...20 euros que pasan el corte en el pub previo de los mojitos (ya que  Xavi nos invita a todos a las copichuelas)....20 euros que pasan desapercibidos al llegar la factura de la cena (porque el "piticli" nos invita a todos)...20 euros que hay que quemar: CHUPITOS PARA TODOOOOOOS!!

Así es como acabamos en aquel garito de malamuerte. Aquel antro con historia donde se han librado las mayores y más antiguas batallas de durito, mentiroso, y cualquier juego de beber que se precie...aquel oscuro rincón de almas perdidas por el alcohol, la sana perversión (y la no tan sana) aquel antro...que hizo de celestino aquella noche acercando nuestra mesa a la suya y haciendo coincidir nuestras miradas entre la multitud abarrotada en la barra y los pasillos del local que reclamaban sus cinco minutos de atención para calmar su sed de socialización.


Mientras me abro camino directo a la barra, el resto de tunantes que me acompañan localizan un mesa en el rincón más oscuro del local con la intención de pasar desapercibidos (sin mucho éxito debido a lo que pasó segundos después). Una vez conseguido mi objetivo, desciendo con cuidado e intentando que las cervezas, los chatos de vino y los mojitos no impidiesen que consiguiera bajar los DOS escalones que separan el bajo de la barra. La camarera me sigue con cinco vasos de servicio y cuatro de carajillo vacíos. Sumando a las dos jarras de Vino Turbio y Sidra...ya teníamos lo esencial para recordar viejos tiempo de "DURITO".

Paso junto a una pareja a mi izquierda y un grupo de alocadas veinteañeras a mi derecha, y al llegar a mi mesa uno de los miembros de mi orquesta, conociendo mis gustos por las tierras extranjeras, exclama dirigiéndose a mí: "Atento Fran...que son Italianos".

Mientras gritaba a los cuatro vientos, producto de la mezcla de alcohol y sentimientos de cariño por ese país vecino, "Maaaa non ci posso credere"....giré la cabeza y la vi a ella: pelo corto castaño recogido por detrás de la oreja, labios carnosos que me dedican una sonriente hilera de dientes perlados y unos ojos cuya mirada incitadora se ocultaba bajo la oscura sobra de ojos...una mirada que no pude dejar de seguir desde ese momento.

Pasaron los minutos, los vasos de vino, los tragos de sidra, las penitencias, las bromas,...más vino, más sidra. Uno que abandona, mi primo, el que antaño fuese considerado como el Aquiles del Durito...dejaba su puesto para reunirse con su diosa griega. La partida iba mermando y a Aquiles le siguió Ramón, que en su época buena había sido considerado un Titán de la noche. Sólo quedábamos tres, como los mosqueteros.

El tiempo pasaba rápido aunque para mí solo hubiesen pasado 10 minutos desde que la vi sentada a metro y medio de mí. Durante la partida, había lanzado varios comentarios chistosos combinados con miradas dirigidas a la mesa de la pareja italiana explicando las reglas del juego alcohólico...y todo ello en italiano, idioma que vagamente conozco y manejo y que taaaaan útil me ha sido.

No recuerdo en qué momento de la noche perdí la poca vergüenza que mi madre me obliga a llevar de casa pero si recuerdo que dejé a mis dos amigos Xavi y El "piticli" filosofando sobre la vida (Esto no es coña, son grandes pensadores, personas inquietas y deseosas de conocimiento...además de frikis culturetas a los que  quiero mucho)...el caso es que ya los había dado por perdidos por lo que me llevé los restos de una jarra de vino turbio a la mesa de mis vecinos italianos al grito de "Ciaoooooo...cosa fate qua? state in vacanza?" no sé si lo dije bien, si me inventé alguna palabra o incluso si lo que acabo de escribir es correcto...lo que sí sé es que FUNCIONÓ y me dio pie a sentarme con ellos.

Ahora dos nuevos amigos, en ese momento dos grandes candidatos a serlo...porque, la verdad, es que eran majos hasta a primera vista. y esto lo digo ahora aún sin estar "muy" borracho....:). Pasaba el tiempo y hablamos de cosas banales, bebíamos aquel vino de asegurada resaca y reíamos como si nos conociésemos de toda la vida. Acabado el tiempo de discusión "alguien" (porque todavía tengo lagunas de algunas cosas) decide que ya es hora de marchar. Yo, como buen nuevo y autoproclamado anfitrión (gran cocinero de paellas para los amigos extranjeros ...jajaja) decido acompañarles, no sin antes despedirme como Dios manda de mi embriagada escolta con un "Au, nos vemos".

Camino junto a ellos, ella dirige el paso desde el centro del tridente. Continúo hablando en italiano de forma sorprendente (recomiendo encarecidamente alternar cantidades significativas de alcohol con lecciones de idioma para la mejora del aprendizaje) a todo esto, ellos me siguen el rollo mientras caminamos hacia su hostal, a no muchos minutos de distancia.

Desde aquel momento en el que perdí cualquier resquicio de miedo al fracaso y a la vergüenza y me senté junto a ella, no dejamos de batallar. Mientras nuestras bocas seguían la común conversación, nuestros ojos tenían su propia lucha. De camino al hostal y a pesar de mi verborrea, mis ojos no dejaban de mirarla y nuestras manos rozaban una y otra vez por el vaivén de nuestro caminar, sin que ninguno de los dos hiciese algo por evitarlo.

Ya en el ascensor, con la proximidad de nuestros cuerpos debido al espacio reducido, se siente la tensión. Ese es el momento en que Luccio el amigo de Venezia (nombre ficticio de la chica) decide que es momento de acostarse. Una sola cama se presenta ante mí al abrir la puerta de su habitación. Una fugaz idea pasa por mi cabeza, decido no prestarle atención. (Poco después acierto a descubrir que Luccio juega en "otra liga" distinta a la de Venezia).


Aún no llevábamos dos minutos en la habitación cuando ella vuelve del baño y dice de acompañarme fuera. Yo me despido amablemente de Luccio pero casi sin mirarle porque ya estoy con medio cuerpo fuera de la habitación. Las prisas no eran por dejarte Luccio, lo sabes... ;)

La puerta se cierra tras de mí mientras busco su mano con la mía. Si el corazón había empezado a acelerarse con el "click" del pomo de la puerta...ahora estaba en una competición de F1. ¡Cómo deseaba besarla! ¡Cuántas veces se me había pasado esa idea por la cabeza!...en la calle entre paso y paso, entre trago y trago,...por cada uno de los dos escalones que separaban el cielo y el infierno de aquel local...ese beso que finalmente llegó.


Llegó y no defraudó. Unos labios que prometían ser de puro placer y que puntuaron con Honoris Causa...unos labios suaves, carnosos pero sutiles, hábiles y certeros, pasionales pero sensibles...unos labios que sabían sincronizarse con los míos, unos labios que conseguían hacerme olvidar que habían más partes de su cuerpos que quería conocer.

En aquel pasillo común de aquel hostal que unía los centros de valencia, el viejo y el nuevo,... en aquel pasillo común de aquel hostal al que nunca sabré volver...en aquel pasillo nos dimos nuestro primer beso.

Y aunque ese pudo haber sido un precioso final... la carrera sólo había hecho que empezar y el cariño dio paso a la pasión y entre el rodar vertical por las paredes de aquel pasillo y un poco de fortuna, fuimos a dar con un extrañamente límpido y amplio baño. Un baño que fue testigo de una conexión perfecta de sentimientos entre dos extraños.

Sin entrar en los detalles que reservo para mi "top ten" mental de los mejores momentos, os diré que cada centímetro de piel reconocido vale sin duda un acto como el que voy a hacer. Entre todos aquellos besos, salvajes, atentos, cariñosos y cálidos...encontré un gusto familiar, uno que vino a confirmarse cuando salimos del hostal para despedirnos. Ella fuma :) y ese sabor que hace no tanto desprendían los míos, hacían de sus labios algo indescriptible. Sólo espero que aquellas a quienes besé en mi época de fumador disfrutasen de la misma sensación que yo tuve aquella noche.

Una vez nos despedimos, entre tiernos abrazos y besos y con la desesperanza de no volver a vernos (ya que, hasta ahora, no os he contado que la noche que conocí a Venezia era su última noche en Valencia y que a la mañana siguiente volvía a Italia) y dando gracias a la tecnología del siglo XXI, me despedí con su facebook apuntado en letras mayúsculas en mi móvil.

Y en fin, así acabó aquella maravillosa madrugada del 26 de noviembre. Una madrugada que me dejó unos sentimientos hasta la fecha olvidados y que afloraron, una vez despierto, a la mañana siguiente. Para ser sinceros, el primer sentimiento de ellos no era para nada romántico, se trataba del típico síntoma de resaca (probablemente por el vino turbio, la sidra, el vino, los mojitos, etc.) pero el síntoma de atontamientoemocional-sonrisadegili...ya era más sorprendente. ¿Había conseguido una desconocida provocar en mí un sentimiento que otras, tiempo atrás, no consiguieron?¿Era verdad lo que sentía o era provocado por el alcohol? ¿Qué posibilidades había de que ella se acordara de mí?

Pues dejadme que acabe este post confirmando que no soy el único loco de esta historia. Que somos dos, Venezia y yo, los que aquella noche conectamos y sentimos algo que queremos descifrar juntos. Es posible que sea un sentimiento romántico pasajero pero no llegará el día en que me quede con la duda de saberlo. Amore, il 31 dicembre saro con te per accogliere il nuovo anno insieme e per scoprire cosa ci aspetta con questa sensazione strana, ma piacevole.


Espero que hayáis disfrutado de la historia basada en un cuento real ;)

Con un colocón de romanticismo provocado por este pastelón y por la cercana navidad, os insto, amig@s míos a que os tiréis a la piscina confiando que, esté o no llena, siempre habrá un@ guap@ socorrista para salvaros.

Y para no romper la tradición, os cambio el muérdago por el condón y que folléis muchoooooooooooo! XD

Con cariño, yo.
*durito: os dejo su explicación http://es.wikipedia.org/wiki/El_duro

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